20 jul 2020

Bailando con el diablo - Sherrilyn Kenyon

Bailando con el diablo (Cazadores oscuros, #4)

Atormentado, tenebroso, inhumano y ahora, ¿asesino?
Zarek lleva 900 años exiliado en Alaska del resto de Cazadores Oscuros porque nadie soporta estar junto a él, ya que su carácter es muy voluble y no es precisamente la alegría de la huerta del vecindario. Por eso, le prefieren haciendo compañía a los osos polares y las focas. Pero un asesinato hará que todos los ojos estén observándole como el principal sospechoso.
Astrid, una diosa de la justicia, será la encargada de juzgarle. Y para que sea de manera imparcial, perderá la visión durante el tiempo que dure el juicio en la tierra. ¿Podrá Zarek demostrar su inocencia?¿Y Astrid, será capaz de convivir con este hombre sin enamorarse y dejar de ser imparcial?
No lo tendrán nada fácil con un enemigo acechándoles y con Artemisa, la diosa de la Caza intentando por todos los medios que Astrid de un veredicto en su contra.


Iba con muy altas expectativas y por suerte no me han defraudado. Sé que apenas llevo 4 libros de los tropecientos que hay de esta serie, pero desde ya confirmo que este es uno de los mejores libros sin lugar a dudas y que para mí, merece sin duda un puesto de honor entre todos los libros que ocupan esta serie.

Zarek es un personaje que en los libros anteriores es muy odiable (yo la primera que no le tenía mucho aprecio) y siempre es el “Non grato” en las reuniones de los Cazadores Oscuros, tanto, que todos, incluso los Dioses, quieren verle muerto. Tan solo Aquerón parece incapaz de dejarle a su suerte y en este libro vemos por qué.
He leído libros con protagonistas sufridores, traumatizados y torturados hasta extremos insospechados, pero es que Zarek se lleva la palma a “protagonista sufridor” del año.
Desde que nació en la antigua Roma hasta la actualidad, no ha tenido más que dolor, sufrimiento y traición.
Exiliado en la Antártida desde hace 900 años, su suerte cambiará cuando conozca a Astrid, una ninfa cuyo único cometido es juzgar a alguien que tal parece y por todo lo que cuentan ya está condenado a desaparecer para siempre del mundo.

Astrid es una ninfa de la justicia que ha sido enviada para juzgar si es culpable o inocente de todo lo que se le acusa, y aunque peca bastante de ser un personaje un poco plano durante gran parte de la historia, la verdad es que me ha encantado que no se haya dejado llevar por todo lo que le contaban y haya sido capaz de ver al Zarek que se ocultaba en las profundidades de esa máscara gruñona y pasota. Y ese Zarek el que me ha acabado convenciendo y enamorando.

Un Zarek humano, sencillo, amable y con muchas ganas de dar y recibir amor, lo cual ha sido negado durante toda su vida desde el momento en que nació. El ver a través de los ojos de Astrid cómo fue su vida como ser humano y cómo su vida como Cazador ha sido muy dramático y he tenido un nudo en la garganta gran parte de la lectura.

Pero no solo Zarek han hecho que la historia sea de las más redondas de la serie. Personajes secundarios como Simi y Aquerón, cuya relación me ha dado mucha ternura y a la vez me ha intrigado muchísimo (gota a gota sabemos más de este protagonista tan misterioso y yo quiero saber más, sobre todo ahora que él mismo ha dicho que Zarek y él se parecen bastante); Jess, un Cazador Oscuro que tal parece ha sido el único amigo de Zarek o Sasha, un Katagario con un sentido del humor un poco irónico y que me ha hecho soltar más de una carcajada.
Y bueno, un secundario que no me ha aportado nada en los cuatro libros que llevo pero sí mucho odio ha sido Artemisa, sobre todo en este libro hacia el final, cuando se descubren varias cosillas de ella que han hecho que quisiera atravesar el libro y cargarme a una Diosa.

No sé como serán los siguientes libros, pero si así son los primeros, no me quiero imaginas cuántos me llegarán a gustar a lo largo del camino. De momento hago un parón para no empacharme y disfrutar más de esta serie. Espero volver pronto con ellos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario